Solo ella es, mi llanto y mi bonanza,
mi ocaso gris, mi aurora y mi destino,
la que en mi abismo traza su camino
y en cada pena deja su esperanza.
Solo ella es, mi culpa y mi confianza,
mi fe, mi herida, mi temblor divino,
la flor que brota en barro peregrino,
la voz que al tedio siempre lo desplaza.
Solo ella es, mi tregua y mi tormenta,
mi fuego sordo, mi fugaz abrigo,
mi pensamiento que jamás se ausenta.
Solo ella es, mi sol, mi norte, mi castigo,
la que en mi ruina eternamente ostenta
ser lo que soy, porque en mí va conmigo.