Estás nervioso
y sientes que a tu cuerpo
le invade el miedo.
Busca la calma
que existe y te rodea
en todas partes.
Es esa cara
que pasa y te saluda
por la mañana.
Son las gaviotas,
muy serias, vigilantes,
desde la playa.
También las rosas
que adornan los jardines
y dan su aroma.
Y hasta en el cielo
con manto azul celeste
que ahora nos brinda.
Deja los nervios
que sigan su camino
y no te amarguen.
Mira, en el día,
las horas y minutos
para vivirlos.
Siente la vida,
y embriágate de ella
con sus latidos.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/11/25