Otro gallo de Esculapio.
Para darle al enfermo
su propia medicina
hay estratagemas
inundadas de poemas.
Y el gallo de Esculapio
no es más que una presa
de caza indefensa,
pobre,
ingenua,
tonta.
Pero es breve la sentencia
y el cuerpo se cansa antes.
Es muy larga la condena
y la osamenta
se debate entre quedarse o irse.
Pero ¡ay!
Cuando decapitemos a ese gallo
haremos un buen caldo
con su sangre rota.