RUTINA DE TRABAJO
El reloj me llama como un jefe silencioso.
No grita, no exige,
pero pesa.
Voy, cumplo, regreso.
A veces quisiera detenerme,
mirar el cielo un rato más,
quedarme a mitad del camino
sin razones ni excusas.
Pero la vida insiste
con horarios
y cuentas por pagar.
© Corazón Bardo