Hektor Bressot

y aquí, raíz.

 

 

Anclados,

hilos de sangre nos atan.

Gravedad:

impide ser espíritus flotantes.

 

Compaginados

a los pulmones de la vida,

luz atrapada en un capullo de carne,

anhelando la vastedad del viento.

 

Flor y espinas,

marchitas antes de surgir,

sacrificando su forma

para que el mundo pueda latir.

 

Corteza rugosa de un cedro,

pies descalzos del humano:

unidos en raíces,

puente a lo sagrado.

 

Buscando oír su mensaje.