Javier Julián Enríquez

Eco inmortal en la bruma: poema dedicado a Patricia

En brumas que flotaban, al romper el día,
y la fuente serena, entre flores, brotó,
¿Con qué ansia avivamos su llama que ardió?
Y lloramos sus versos, que el tiempo perdía.

La muerte, ¿tan pronta para el dolor?
En la memoria, su eco aún resuena,
un lamento que el alma en sí condena.

En cada verso, un eco de su amor,
yace la musa, en la sombra serena,
en el recuerdo, su eterno resplandor.

Su voz, que en el silencio se complace,
flota en la bruma del tiempo escaso,
mientras la fuente, en su dulce regazo,
llora versos que el viento nos deshace.
Mas perdura su canto diamantino
en nuestro corazón, cual joya custodiada,
eco inmortal de su luz memorable.