Frente a tu voluntad no está la mía,
y aunque negué tu rango poderoso
y desprecié un caudal tan portentoso
con la altivez del altivo, ya intuía
el yermo corazón la algarabía
de tu palabra en recordar gozoso,
rogando ante tu altar con tembloroso
temor y sumisión en mi porfía
Tu cuerpo redentor entró en mi vida
unido a comunión tan olvidada;
y el tiempo de negarte fue tornado
en oración y súplica nacida
del temor y de la angustia alimentada
por temer el morir de un ser amado.
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO