De todos los instantes de mi vida
recuerdo los mas dulces y mas bellos,
aquellos que me diste con tus besos
y fueron del amor néctar divino
que diera a mi existencia el paraíso
bordando de ilusiones ramilletes.
Tejiste de pasión los ramilletes
que hicieron florecer mi triste vida,
volviéndola de pronto paraíso
con halos celestiales y tan bellos,
que portan del amor fulgor divino
salido de la lluvia de tus besos.
Miraba en las estelas de tus besos,
de ensueños, los floridos ramilletes,
en done se observaba lo divino
que llena de esperanzas nuestra vida,
haciendo de tu encanto los mas bellos
jardines, del soñado paraíso.
La magia que nos brinda un paraíso
flotaba en la dulzura de tus besos,
creando con su miel momentos bellos
que hacían de pasión lo ramilletes;
logrando que llenaras a mi vida
con mágico esplendor de lo divino.
Viví la sensación de lo divino
viviendo con tu cuerpo el paraíso,
sabiendo que sus lumbres eran vida
forjada con la esencia de tus besos,
que fueron de mi dicha ramilletes,
excelsos, quirománticos y bellos.
Mirando en tu esplendor sus nimbos bellos
hacía de tu lecho altar divino,
en donde con floridos ramilletes
brillaba incandescente el paraíso,
logrando con la flama de tus besos
la gloria más perfecta de mi vida.
Tus besos me ofrecieron paraíso
con bellos y fulgentes ramilletes
que dieron a mi vida lo divino.
Autor: Aníbal Rodríguez.