Los pajarillos trazaban
alamares en lo inmenso
¡Y las nubes se apartaban!
¿Quieres venir a bordar
conmigo este manto verde
donde la luz de la luna
pinta caminos inermes?
¡Vente y le daremos vida
a lo que invade la muerte!
Yo dejaré que me guíen
los habitantes excelsos,
y con sus plumas haré
regueros de arroyos frescos
donde resbalen poemas
como cánticos de anhelos.
En este otoño se doran
las hojas de mis deseos
que el viento las lleva, y vuelan
sutiles por los senderos.
Yo soy un hombre que canta
a los días venideros,
sin rencor por las heridas
que me hicieron otros tiempos.
¿Si tengo muchas heridas?
Creo que todos tenemos.
Unos buscamos sanarlas.
Otros se meten el dedo
y contagian sus dolores
llorando de pueblo en pueblo.
Hoy me vestiré elegante.
Con corbata, con sombrero,
y el traje bueno que guardo
para cuando suba al cielo.
Y serán las golondrinas
las que guarden mis secretos.