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LA SIESTA

A la hora de la siesta

me vienes a visitar.

A esa hora tu cuerpo 

y el mio brillan con la

luz tenue de la ventana.

 

Entre gemidos nuestros

cuerpos, rosan la sombra

sigilosa de la cortina.

 

Que apenas oscurece

la habitacion y nuestros

cuerpos se enredan .

 

Tapando las crisis existenciales

que vivimos los dos.

Las nubes inquietas

largan un chaparron.

 

Y al calor sublime

no le quedan gotas ,

por sudar.

 

Empapados los dos 

luego de llegar al 

extasis total.

 

Ingobernables, nos quedamos

acariciandonos .

Y alli es donde ocurre la magia, 

suaves caricias fumando

un cigarrillo.

 

Y luego se que me quieres...

 

MONTEVIDIOSA