Sorprendeme, aguardá que no lo sueñe
Aguardá que no haya intento,
Sorpréndeme en tu intención,
Esperame en tu silencio.
Que la cuna de las risas,
Oscilantes y perpetuas,
Canalicen la conciencia,
Y se mueran de sosiego.
Para cuando ya tus albas,
Se despierten con luz propia,
Y al renacer, tus señuelos la invadan
Carecerás de favores sentenciando,
La sorpresa de las voces suaves,
Temblorosas y ya sin calma.
Pero sorpréndeme igual,
Aunque llore y me invadan cruel recuerdos,
Aunque vague incendiado por palabras,
Aunque estorbe la continuidad de tus soles,
Aunque espere tu todo y eso sea nada.
Cuestioname si hace falta,
Con estrofas de melodías ausentes,
Que supieron suspender el mundo en mil colores,
Y ahora torturan en matices grises el presente.
Sorprendeme, pero no me esperes,
No castigues con esperanza esta ausencia,
No le pongas nombre a los proyectos
Que morirán sin luces, en tinieblas.
Sorprendeme aun esperando que lo hagas,
Aun creyendo en tus ojos, en tu mirada endeble,
Aun escarbando la sonrisa desgarradora de tu simpatía,
Sorprendeme, pero alejate, aunque no para siempre.