Perdido en el enredo,
en la maraña gris de pensamientos,
me debato buscando los momentos
que borren los tormentos,
y me den la dulce uva del viñedo.
Y están las oraciones de mi credo;
marcados por mi dedo
los versos alejando desalientos,
un trino de ave, el silbo de los vientos.
Pero mis decaimientos
huyen sin combatir ante el denuedo
de mi héroe, al encuentro de otra hazaña.
Sus armas: el candor de una sonrisa,
su hablar a toda prisa,
el pícaro mohín que le acompaña.
A mi tristeza su alegría empaña,
es caricia, dulzura en una brisa
que rauda se desliza
¡y me entrega su abrazo de hombre araña!
Derechos reservados por Ruben Maldonado.