Luis Barreda Morán

Inventario de lo Efímero

Inventario de lo Efímero 

Me agrada la fragancia fresca que deja la lluvia en el campo,
el aroma del pan recién horneado en la cocina de la abuela,
observar cómo las nubes pintan figuras en el cielo infinito,
disfrutar del canto de los pájaros al despertar el nuevo día,
y sentir la brisa suave acariciando mi rostro con dulzura.

Me complace caminar sin prisa por los senderos del bosque,
contemplar el reflejo de la luna sobre el lago tranquilo,
recoger conchas marinas en la orilla del mar embravecido,
compartir largas charlas junto al fuego en las noches frías,
y saborear la miel dulce que producen las abejas laboriosas.

Aprecio el sonido lejano de las campanas de la iglesia,
el crujir de la nieve bajo mis botas en invierno,
el color dorado que tiñe los trigales en verano,
el calor del hogar cuando regreso de un viaje largo,
y la sonrisa sincera de un niño jugando en el parque.

Disfruto del murmullo del río al pasar entre las piedras,
el olor a tierra mojada después de una tormenta fuerte,
la sombra fresca que regalan los árboles centenarios,
el sabor de las frutas jugosas recién cortadas del árbol,
y la compañía fiel de mi perro en mis caminatas diarias.

Valoro los atardeceres que tiñen el horizonte de naranja,
las historias que cuenta mi abuelo en su mecedor antiguo,
el susurro del viento al mover las hojas de los álamos,
el primer rayo de sol que ilumina mi habitación al alba,
y el arrullo de las olas meciéndose contra el acantilado.

Me emociona ver crecer las flores en el jardín con paciencia,
escuchar las canciones que mi madre tararea mientras cocina,
encontrar refugio bajo un techo cuando cae el granizo,
presenciar el vuelo elegante de las águilas en las alturas,
y guardar en mi memoria los momentos simples pero valiosos.

Reconozco que los años pasan con velocidad asombrosa,
mas me niego a dejar que roben la magia de lo cotidiano,
pues atesoro cada instante como un regalo único e irrepetible,
almacenando en mi corazón los recuerdos que dan alegría,
y aprendiendo a encontrar belleza en lo aparentemente pequeño.

Por eso sigo buscando la maravilla en cada amanecer,
celebrando la compañía de quienes caminan a mi lado,
bebiendo de la esencia de los días simples y ordinarios,
sabiendo que la existencia se construye con pequeños detalles,
y que la felicidad habita en los rincones más inesperados. 

—Luis Barreda/LAB