El coco
con duro rostro
tiene sentimientos,
aunque parezca hosco,
llora por dentro.
Así es el coco
así es, y será siempre
alegre y sonriente
para nosotros.
El hijo del cocotero
que casi toca las nubes,
nadie lo ve que presume
con bastones ni sombreros.
Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.