La luz de la mañana peregrinaba por la habitación,
había dejado de mirarla,
la oscuridad empalidecida iluminaba su rostro
otorgando otra textura a su respiración
Su piel incitaba a las yemas de los dedos
Sus muslos agolpaban el deseo en la punta de la lengua
Mientras mi boca se sabía tan próxima y tan lejana
Mitad fantasía, mitad delirio,
Los hombros desnudos revelan el desvarío
de la suavidad que invita al roce y el beso
desde la contradicción ingenua de la oscuridad y la entrega
hasta la fragilidad sublime del pudor y el alba
Guardan silencio mis ojos al contemplar
los senos semi cubiertos por los mechones de tu pelo
descubriendo la ansiedad y el tremor del deseo
cuando coloco la sabana como velo sobre tu cuerpo