Cada día yo te espero,
minutos de decepción,
los segundos, la ocasión,
para saber cuánto te quiero;
si apareces, soy sincero,
casi lloro de emoción,
me lo ordena el corazón,
y si no, siento que muero;
bello regalo del Cielo,
el contemplarte al pasar
con tu gentil elegancia;
Eres todo en este anhelo,
quien me enseñó a gozar,
de la mujer, su prestancia...