Entré por un hoyo
me topé con la piel de un tambor,
suelto aquí mis venenos y gusanos
mi andar que atonta,
mis líquidos estomacales que alardean.
A la dueña del hoyo
le ha dado un dolor agudo
y también fiebre e infecciones.
Le hago tanto daño a su interior
que la postro en cama
y le tenso el parche
en su tambor de piel,
ya no oye por el hoyo,
yo perdí las alas.
Gané y sin embargo perdí más que ella.
OLLIN
29/08/2011