Tu nombre
lleva consigo
la sensualidad marina:
furiosa, mortal,
suave armonía.
Tu cabello,
misterio profundo,
negro marfil,
noche de invierno.
Tus ojos,
ventanas sensibles,
absorben la luz
de la vida.
Tus labios,
delicias carmín,
revientan al tacto
como fruto maduro.
Y tu piel,
blanca, tersa, clara,
inmaculada porcelana,
seda en caricia.