Nos cruzamos sin saludar,
porque somos extraños, ¿verdad?
Supongo que era mentira,
al final solo a mí me afecta.
Todos los abrazos y las palabras
eran solo vacías promesas.
Pensé que te conocía,
que sabía quién eras,
pero ahora ni siquiera sé
qué sientes, ni qué quieres.
No te estoy reclamando,
solo cuento lo que está pasando.
Y mientras sigo caminando,
prometo olvidarlo.
Miro atrás aunque pese,
solo para saber si ya no duele.
¿Cómo no te importa
lo que a mí me mata?
No necesitas pretender nada,
porque ni siquiera cruzo tu mirada.
Solo yo quedé recordando,
una y otra vez, pensando.