Quien iba a pensar
que estaría yo aquí
envejecido sin vos.
Me abruma muchas veces,
este pasillo lleno de soledades.
Los versos sin destino que
se niegan a poblar un nuevo
y rosado amanecer de lunes.
Me fastidian.
Aborrezco el tictac de horas muertas
y el insoportable hastío que llenó mis bolsillos
de notas incoloras y recordatorios vanos.
Ahora, por enésima vez, me da por extrañar
tu mirada color cielo, tus vinilos de 33 RPM
y algo, tus regaños a mi parsimonia.
Caminas a mi lado por las limpias veredas y nos
cruzan los trinos y el olor al pan fresco
de un febrero a las once. Tal vez podía llorar
pero ya no lloro, aunque te me vas cada vez más
lejos hasta no tenerte otra vez en mi costado.
Sólo una calandria y un tango sensiblero se
quedan en la esquina. Julio Sosa canta \"Nada\"
con Leopoldo Federico. La calandria cree poder
superarlos.
Pero ahora regreso a buscar una disciplina
acorde con el humor de las palabras, tratar
de amalgamarlas de un modo tal que se comprenda,
(que vos comprendas) que sigues viviendo en mí
pese al desgano de pasillos, relojes y vajilla
acumulada sin lavar. Aunque lo sabes.
Quien iba a pensar
que estaría yo aquí
envejecido sin vos.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.