Mauro Enrique Lopez Z.

Cinco de la mañana

Cinco de la mañana llegue a casa 

todo cansado de pescar, esperando 

que estuviera en casa mi amada, 

según ella era una mujer divertida, 

no aburrida, pero yo ya estaba lleno 

de enojo porque no recibía un cariño

de ella, peor con la sorpresa que no

 estaba cuando llegué, me irrite, guardé 

todo lo que traía y tomé un baño caliente 

por el frío que hacía.

En verdad no se cómo supo que yo había 

llegado, al rato apareció toda temblorosa 

de tanto licor que había engerido, y hasta 

mas brava que yo porque no la 

había llamado, tanto fue mi rabia que 

la eché de la casa.

Hoy se lamenta de haberme perdido, 

ahora estoy solo y feliz en mi casita 

sin su perjuicio.

y sin sus malas mañas.