Para quien ha conocido el amor que no pide permiso y se ofrece completo, sin medias tintas ni disfraces. Para quien ha sentido que amar es algo más que latidos: es entregar el cuerpo como ofrenda y el alma como territorio eterno. Que estos versos recuerden que el verdadero amor (aquel que perdura más allá de la carne) no se conforma con suspiros: quiere todo, lo da todo, y se vuelve llama que ni la muerte puede apagar.
Para ti, mi Pantera Negra.