Eres hoy semilla al viento
tras marcharte, flor dorada,
trasvolando a la esplanada
del edénico aposento.
Atrás queda el sentimiento
que sembraste entre la gente,
con un trato deferente
y tu hábito sencillo.
Brota allí, con tu amarillo
de león, precioso diente.
A Patricia Sebag