Todo sucumbe en esta fria mañana:
vi a los insectos nocturnos refugiarse
en el hueco de una estatua abandonada.
Mi cuerpo abatido corrió a ocultarse
al abrigo de aquella mole tallada
y al ir mi cuerpo hacia ella y disponerse
quedose entonces petrificada mi alma:
yacía escondida en la piedra, burlándose,
igual que de mi cuerpo lo hizo la estatua.