Me obligaron a ser mujer
Quisiera no haber nacido, para no sufrir, para no morir en esta ansiedad que me consume
entre sabanas obligadas, y actos fecundos de dolor y desespero.
Quiero regresar al nirvana fetal, o al cosmos infinito donde no existe ni el tiempo,
ni el borboteo de lágrimas sobre mi piel.
Era una niña que jugaba a papa y mamá con mis muñecas
me atrapaba la noche entre juegos y rondas bajo el cielo estrellado con fulgor de niñez.
Hoy mis muñecas son de carne y hueso, y lloran de verdad,
veo aquellos ojos que me miran haciendo mil preguntas y no sé qué responder,
me encuentro en un laberinto sin salida con sabor a filosofía maternal.
Ahora tengo que aprender a ser mujer, madre y esposa cuando debiera estar frente a un
tablero aprendiendo a sumar, restar y dividir.
Tengo que sumar que los biberones y pañales sean suficientes para el día,
restar los sueños que mi alma dibujaba y verlos consumir en cenizas de frustración,
dividir el tiempo, entre arrullos, y quehaceres que impusieron
en contra de mi voluntad.
Me obligaron a ser mujer, sumaron sufrimiento al existir,
esto restará vida a mi vida, y aumenta
el deseo de regresar el tiempo y escapar del destino
que me abrazó con redes de injusticia y ambición.