Se fue tu risa,
Patricia,
como brisa que no se olvida.
Quedó tu mirada
en cada esquina,
en cada gesto amable,
en cada silencio que nos calma.
Tu voz, ahora viento,
susurra memorias
que abrazan el alma.
Nos duele tu ausencia,
pero celebramos
tu paso luminoso
como río que nunca se seca,
como árbol que retiene la lluvia.
Descansa, Patricia,
y que el cielo te cuide
como tú nos cuidaste.
Tu huella permanece,
leve, firme, infinita.