He estado pensándote, y lo último que quería era escribirte, para no traer al plano físico lo que sucede en mí.
Voy a confesar que te he estado mirando con otros ojos. Te aprecié el rostro con la mirada y me pregunté qué sabor tendrán tus labios, tu piel.
No diferencio si son alucinaciones mías o si está sucediendo en mi corazón. Sin embargo, es un hecho prematuro y no quisiera desbaratarnos. También siento mucho amor por vos, y siento con seguridad que vos también por mí.
Terminaré mi escritura ahora mismo porque no quiero hacer crecer algo que, por el momento, no sé si existe.