Adremnitosia

Inexcusable

Estoy en mí rendido siempre a algún fin

ahí sonriéndome toda desdicha que he escogido sufrir

en lugar de su dueño, de a quien corresponde 

este concierto de sombras y continuo desorden

que en torno provocan del fondo en que moro

preguntándome tanto lo que sé de seguro.

 

Aquí yo que soy presencia de la que nunca se sale si se entra,

más cada mañana imperfecta que incrementa mi dulce épica

entre atravesadas letras tanto alerta al desastre cerca

que se ve en ellas cuando cierran todo en sombras una eternidad.

 

El dique de este embrujo tal vez necesite un contrapeso

poderoso para contenerme cuando empujo todo abajo

tan de golpe como es norma en uno más completo

absorbiendo lo que cuelga de su voz desorbitada.

 

Se me exige estar atento, y a ti que disimules

cara al viento que hay tan dentro aquí sin nubes,

en el misterio siempre inmersos, nunca inmunes

pese a esto que ahora muestro a gusto y sube

como un humo denso cuyo espíritu silencioso,

casi triste pero hueco, nos elige hoy a nosotros,

pobres locos derrotados, rotos que aún lloramos poco.