Demencia otoñal

Poeta vs. muerte

Te acercas, muerte, altiva y sin demora,

creyendo que mi adiós será estridente,

que el pulso ha de ceder intransigente

y se disolverá en sombra mi aurora.

 

Mas ya morí mil veces, perdedora,

y para tu negocio soy mal cliente:

tu cruz me es familiar, por consiguiente,

llegaste con retraso a mi última hora.

 

Conozco infierno y cielo por igual,

y siempre navegué por el quebranto

a bordo de un velero de cristal.

 

Me desangré en mis versos: por lo tanto,

me río de tu látigo letal,

pues mi alma queda implícita en mi canto.