Quizás no me gustas tanto,
y estás ganas de morir sin ti las invento.
Quizás no me gustas tanto,
y el ardor en el pecho
solo es una construcción vacía
de mis propios lamentos.
Quizás no me gustas tanto
y solo te he idealizado cada día,
como mi más sublime armonía.
Quizás no me gustas tanto
y este amor solo es ilusorio
de un alma podrida.
Pero la verdad es que no,
tú no me gustas. Eres más que eso.
Tú ardes en mí. Quizás me gustas
porque estás siendo ausente,
porque no te siento.
Quizás te amo porque tú no me amas a mí, o
quizás siga amándote hasta el fin, aunque prometo
que quisiera que el querer tuviera un fin.
Pero qué difícil es querer dejar de sentir.