Vestida de esperanza,
con la maleta llena de ilusiones
y en mi mente la danza
de locas emociones,
llegué al puerto de versos y canciones.
Envuelta en la bonanza
de su abrazo lleno de seducciones,
me abandoné en la alianza
de nuestras sensaciones,
muriendo en aquellos brazos,
gozando del amor y sus versiones.