Juan José Lobo García

El deseo prohibido

De una Estrella muy lejana

quise una vez ser amante,

mirando su estela errante

me sorprendió la mañana

y ya no pude apartar

de mi mente su semblante…

ni tan siquiera el instante

en el que me despertaba.

 

Anhelo que sea mi piel

la que se roce con ella…

.empaparme de su olor

y recibir el calor

de su aliento aunque me quema..

 

Un reto propuso ella

al despertarse una tarde,

si lograba satisfacerla

esa noche sin quemarme….

sería ella después

quien me diera a mi placer…

aplacando su calor

para complacer mi carne.

 

Bajó a buscarme esa noche

vestida de piel y luna…

yo le tendí mi mano

y ella al ofrecerme la suya….  

Hizo que al sentir su tacto…

algo atravesara mi nuca….

Luego me acostó a sus pies,

boca arriba …en la penumbra …

 

Harás todo cuanto diga

y dirás nada hasta que brote…

de mis entrañas el jugo…

más dulce que probó nadie...

deberás beberlo todo…

sin que nada se derrame…

solo entonces te daré…

yo a ti placer como hombre…

 

Toda la noche pasé

dedicado a ese deber….

a recorrerme su piel,

sus recovecos, sus grietas..

y al seguir sus instrucciones

con pasión y con entrega,

divisé al amanecer

que se acercaba hasta ella.

 

Ya casi lo has conseguido,

me dijo con un susurro…

y un fuerte olor a canela

lo cubrió todo al Segundo…

 

Al escuchar esa voz

sentí un dolor desde dentro…

como si una mano agarrara

por un costado mi aliento….

y no pude ya contestar

sólo seguir insistiendo…

 

Notaba mi boca seca,

mi lengua resquebrajada

y yo sin parar me afanaba

en recibir de su fuente

una bocanada llena

aunque fuera incandescente.

 

Abre tu boca me dijo….

ya viene tu recompensa…

levanté mi frente a ella  

y abrí  mi boca reseca….

pero al hacerlo yo vi…

que las llamas ya prendieron….

de mi boca  mis dos labios

y de las manos mis dedos

y no pude reprimir…

abrir mis ojos a ella….

solo para descubrir

que yo ardía como una tea. …