Bucles de insomnio,
mirando a la luna en busca de consuelo.
Le susurro palabras escondidas,
con preguntas prohibidas.
Me cobijo en su oscuridad,
evitando pensar en los recuerdos
que no volverán.
Oye, luna, tú que me escuchas,
¿hay forma de salir de este duelo sin fin,
entre la nostalgia y la amargura
de vivir en un presente que me cuesta seguir?