Carlos Baldelomar

+ LA CONCIENCIA EN LA ESQUINA +

Los mismos dedos que ahora a todos nos juzgan,

no son distintos a los que ya no persinan

¿Se ha acaso agotado el débil temor a Dios?

 ¿Se acabó también el tiempo para el perdón?

La conciencia,

que alguna vez fue aquella limpia debutante,

fue aprendiendo a callar para seguir viviendo,

y entre tanto y tanto silencio mal pagado

y ya después de acumular tantos pecados

se ven ahora mucho mejor apilados

para hacer con ellos una casa habitable.