El Cronista sin puerto

Bajo el portal de la bofetada.

El cielo se parte en granizo,
corres hacia los portales,
la falda empapada, el aliento temblando.
La gente se refugia,
los murmullos chocan con el frío,
y entre tanto ruido,
solo escucho tu respiración.

Nos quedamos mirando la plaza,
el agua jugando con las luces,
y hay algo en tu cercanía
que me excita más que el fuego,
más que el silencio antes de besarte.

La acerco,
y el mundo parece detenerse entre el ruido del granizo.
Su aliento roza el mío,
y por un instante,
no existen la lluvia ni la plaza,
solo esa tensión que arde
sin necesidad de fuego.