Cuando el dolor se acepta
Cualquier paisaje puede cambiar el panorama,
cualquier palabra puede reconstruir el amor,
es la intención de hacer lo que nos de la gana,
si la gana es la prueba suprema del dolor.
Nacer duele de encargo, morir también lo hace
y en el trayecto entre ambos no es fácil: Qué va ser!
Es la existencia, en todo, un baile de disfraces
que digan lo que digan siempre nos va a doler.
Huimos del dolor sin razón convincente,
aunque el dolor nos va llevar hasta el final
de manera indudable, o de modo aparente,
porque así estaba escrito, para bien, para mal.
Dar al dolor la cara hace lo que seremos,
impulsará los cambios que habrán de suceder
y seremos felices talvez, o más o menos
al entender que en esto no hay nada que perder.
Porque la apuesta somos nosotros cada instante
cuando el amor nos dice que hay que resistir.
Vamos dolor, andemos, sigamos adelante,
yo acepto que me queda muy poco por sufrir.