Durante un tiempo dejé que todo el ruido de fuera decidiera por mí.
Cerré puertas, abrí ventanas, me vacié,
pero nunca fue suficiente.
Hoy, por fin, vuelvo a habitarme.
Mi mundo vuelve a ser mi mundo.
Recojo mis trozos sin prisa,
Los coloco donde duelen menos,
y mientras lo hago,
Siento como el silencio empieza a hacer espacio a la paz.
No es un regreso triunfal,
es un regreso verdadero.
Vuelvo a mí, sin florituras, sin máscaras,
Vuelvo entero,
aunque sé que el camino será largo.