Toni Arriaza

Por culpa de un clavo

Explica un proverbio oriental,
de no sé qué dinastía,
que por culpa de un clavo,
la guerra se perdió.

Os contaré como sucedieron tales hechos,
pero sin florituras ni aderezos,
más soy escritor de simplezas,
narrador de pocas lindezas.

Dice así;

Por culpa de un clavo torcido,
la herradura se perdió,
dejando perplejo al caballo,
desorientado a su portador.

Perdida la herradura,
perdido el caballo,
que sin sus cuatro herraduras,
desorientado y sin cordura.

Jinete mensajero,
despistado con sus misivas,
no vio partir al semental,
que faena le hizo el animal.

Ahora anda solo,
cargado de mensajes,
cartas a emperadores,
a luchadores.

Caballo perdido, jinete malogrado,
que sin poder llegar a su destino,
la guerra no ha impedido,
pobre jinete, ahora todo perdido.

No se supo nada más del caballo,
ni de su herradura, ni de su clavo,
pero, infortunado el mensajero,
que por él, la guerra ha empezado.