De locas ansias, borracha,
navegué por la marea
de aquellas aguas turquesas
que sensuales me invitaron
a nadar con mucho agrado
entre caricias mojadas.
Convirtiéndome en la esclava
de sus besos y candela
naufragué en la gran tormenta,
disfrutando del encanto
de su aliento perfumado
y sus manos descaradas.