Cualquier día,
como un santo te invitaría,
a irnos al cine o tomar un tranvía...
Es mi única dicha,
darte a conocer toda mi ternura,
a tus aires de dura...
Y te dejaré boquiabierta,
cuando te diga una frase de lo más bonita,
a tus mordisquitos de risa...
Llevándote a mi camioneta,
que no dispone de una cama a la vieja usanza,
pero sí que tiene sorpresa...