Si te quieres morir,
solo hazlo.
No involucres a nadie más,
ni lastimes con fingidas despedidas.
Hazme un favor, antes de eso:
paga tus deudas,
perdona de corazón,
abraza fuerte,
haz el amor por última vez,
y ríe —
ríe hasta que te duela la cara
y salga esa tos que nos da a los viejos.
Come con hambre de muerto de hambre,
aunque sea una tortilla con sal,
y verás qué grandiosa es la vida.
Si te quedas,
ya ganaste.
Y si no,
adiós, campión.