Mari.o

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS

[MANIFIESTO DE UN GUERRILLERO]

 

Al caído, al humillado

al maltratado, al olvidado

al ignorado e invisible: 

 

El espíritu de lucha nunca muere. 

Aquí estamos: los muertos de siempre,

pero ya no los muertos que mueren 

para morir, sino que mueren para vivir. 

 

Sí a la mirada le cuesta levantarse, 

entonces que sea el corazón 

el que se levante. 

 

Cultivar una esperanza:

encontrar una razón.

Amar y ser amado desde

la talidad de las cosas. 

 

Y esto implica: 

amar la vida y no la muerte. 

 

Y para que cuando no estés aquí, 

tu nombre jamás muera. 

Por lo tanto, me llamaré

como tú. 

 

Que la parca sea engañada, 

que se lleve tan solo un cuerpo

pero nunca tu memoria.