El día que aprendí a volar supe que el universo era mío.
Nadie podía detenerme, porque descender al abismo me aportó alas ante la vida.
No caí, salí a flote, más fuerte y más valiente que nunca.
La noche dio paso al día, y el gélido invierno desencadenó almendros en flor a su paso.
Volar sacia el alma,
volar es viento en calma.
Volar expande, no llora ni aguanta,
volar abre paraísos cerrados con karma.
Volar es poseer llaves maestras,
volar es libertad y su huellas lo demuestra.
(Gloria Villanueva)