Llueve, campanilla ¡Mira!
y yo no sé qué contarte
¡Mira ahí! Ese lirio inspira
en su blancura el buen arte.
Tras las hojas los gorriones
ocultos, ellos ya cantaran
y sus nobles actuaciones
en verso ya no actuarán.
¡Es tarde, campanilla!
Esta lluvia no cesara
y me aguarda en la mesilla
un verso que no acabara.