No hay temor de Dios
en sus corazones.
Brilla la codicia
y sed de ambiciones.
De guerras internas
hablan sus acciones.
Los nubla el poder
que el alma carcome.
Y en el corazón
es donde se esconden,
tales pensamientos
que dañan al hombre.
Orgullo y soberbia
con odio proponen
dejar al amor
detrás de barrotes,
frío y olvidado
o tibio sin porte,
reducido al punto
que nadie lo nombre.
Oh amor,no te enfríes
y márcame el norte,
para alzar tu canto
cual noble sinsonte.
Tu canto derrumba
la más alta torre
dando los despojos
para que me goce.
Afirma mis pasos
y sé mi soporte.
Cuando sufra males
sanarás mis golpes,
con tus manos tiernas
que curan dolores
de tantas heridas
y equivocaciones...
El temor de Dios
dejo que me arrope
y llene de paz
todos mis rincones.
W.M®