El eco se queda,
protegiendo tu halo,
para cuando vuelvas de noche,
y nada te haga daño…
El suspiro de tu luz,
acompaña estas estrellas,
que cantan y callan,
volando en la espesa nada…
la nada hace daño.
Entre los respiros del silencio,
te veo por el hueco,
infinito entre cortina y universo,
me prendo de tu caricia de luna…
para que nada me haga daño.