De su encanto nacieron
con divina locura
la pasión y ternura
que mis sueños tejieron.
Sus caricias que fueron
gran jardín de dulzura;
de su encanto nacieron
con divina locura.
Sus miradas me dieron
bella luz que fulgura;
y con flama tan pura
que mi ahhelo prendieron;
¡de su encanto nacieron!
Autor: Aníbal Rodríguez.R