ODIN25

FUEGO EN LA PIEL

FUEGO EN LA PIEL

Tu boca descendía como un rezo profano,

y yo temblaba —soñando— al borde del abismo.
Tus dedos dictaban leyes en mi vientre,
mandato húmedo, lento, sin permiso.


Bebí en los manantiales de tus labios,

libando ardiente cual abeja sobre lirios.

y tus caderas, crueles, pedían mi rendición...

en el altar de tus delirios mi piel se derretía.

Me desmayé en tus brazos, sin cielo ni pecado…

abriste la puerta de tu paraíso,
te hiciste dueña de mi ser,

me convertiste en tu esclavo para siempre.