ME SIENTO VIVO
A veces, la vida pasa tan rápido
que ni el reloj alcanza a respirar.
Pero hay momentos…
momentos en los que el corazón se detiene,
y uno entiende que está vivo.
Cuando miro a mis hijos
sus risas que parecen nuevas cada día,
sus ojos que me enseñan que el tiempo no se pierde,
solo se transforma.
Cuando veo a mi esposa
la misma de siempre,
pero distinta cada vez que sonríe,
y recuerdo todo lo que fuimos,
lo que somos,
lo que aún soñamos sin decirlo.
Y cuando miro a mi hija,
ya mujer,
con su propio paso, su propia voz,
y siento en el pecho una mezcla de orgullo y nostalgia,
como si mi historia siguiera caminando con su nombre.
Entonces…
ya no importa el cansancio,
ni el ruido del trabajo,
ni los días grises que pesan en la espalda.
Porque en esos instantes,
me basta una mirada, una risa, un abrazo
para entenderlo todo:
Que la vida no se mide en años,
sino en segundos que te llenan el alma.
Y ahí, en medio de todo,
me descubro otra vez,
sencillamente,
vivo.
© Corazón Bardo