Para quien ha sentido que el pasado no se despide, sino que merodea en la bruma, acariciando la memoria con promesas rotas y preguntas que nunca hallarán respuesta. Para quien convive con espectros que muerden el alba y encienden en el pecho un fuego oscuro de ausencia. Que estos versos sean el espejo donde las sombras se atrevan a hablar, y el silencio, por fin, se rinda a la palabra que exige ser nombrada.